Miku: No tienes que compensar nada...
Rin: ¿Por qué no nos invitas a un desayunillo? jiji
Len: ...
Rin: ¡Claro que sí! Te acompañaría pero... me duele la pierna. Y Len me va a hacer un masajito, ¿a que sí?
Len: ¿Qué?
Rin: ...
Len: ¡Ah! Sí, sí. Es que la quiero mucho a mi hermanita...
Kaito: Qué monos Bueno, Miku, ¿me acompañas tú? Si quieres, claro.
Rin: ¡Claro que quiere! Si está ahí aburridilla la pobre.
Kaito: Bueno, ¿qué te apetece? Te invito a lo que quieras.
Miku: No hace falta que me invites a nada...
Kaito: Insisto. Aunque no compense lo que hizo Meiko...
Miku: Bueno, es que tú no tienes que compensar nada...
Kaito: Soy su pareja. Una pareja está ahí en las buenas y en las malas. Siempre juntos.
Miku: ...
Kaito: Venga va, ¿qué te apetece?
Miku: Mmm... un helado.
Kaito: Vale. ¿Y qué quieren tus amigos?
Miku: No lo sé...
Kaito: Anímate, mujer. Lo que pasó, pasó. Ella es así... No se lo tengas en cuenta, en realidad no es mala persona.
Miku: No estoy así por eso...
Kaito: ¿Y entonces por qué estás así? ¿Te encuentras mal?
Miku: No, son cosas mías...
Kaito: Si puedo hacer algo por ti, dímelo...
Miku: No es necesario.
Kaito: Bueno, ¿de qué sabor quieres el helado?
Miku: De chocolate.
Kaito: Les llevo lo mismo a tus amigos, si no les gusta que hubiesen venido ellos.
*Pide los helados*
Kaito: Bueno, eres nueva, ¿no?
Miku: Sí.
Kaito: ¿Y de dónde vienes? Si puedo saberlo...
Miku: De Tokio.
Kaito: Anda, ¡qué guay! ¿y cómo es Tokio?
Miku: Pues... grande y ruidoso.
Kaito: Me lo imagino, mucha gente... Pero una cosa, si estábais en plena capital de Japón, ¿por qué vinísteis aquí?
Miku: El trabajo de mi padre...
Kaito: Ah, viajes y eso. Suele pasar...
Kaito: Helados de chocolate
Len: Con el fresquito que hace, helado...
Rin: Come y calla. Gracias Kaito, qué majo eres.
Kaito: De nada, es que Meiko se pasó un poco con vosotros...
Rin: Bueh... es una pedorra. No te conviene, ¿eh?
Miku: ... ¡Qué dices, Rin!
Rin: Es que es verdad, es una culopollo. Todo el día de risitas, y el chaval es más tranquilito.
Kaito: Déjame llevar a mí mi vida amorosa, por favor...
Rin: Sí, sí. Yo te digo que eso pfff, lo veo mal, ¿eh?
Len: Perdónala, nunca piensa...
Rin: Piensas menos tú.
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